A 50 años del último Citroën Yagán

En 1974 terminó el breve recorrido del proyecto que la filial nacional de la marca francesa desarrolló en Arica en alianza con Corfo.

 

 

En la actualidad, con los centros de producción automotriz tan definidos en el mundo, cuesta creer que alguna vez Chile haya sido parte de la fabricación de vehículos. Pero así fue a partir desde mediados del siglo pasado, cuando las principales marcas comenzaron a instalar plantas de montaje en diversas ciudades del país, siendo Arica la que se convirtió en el epicentro de la industria local.

 

 

Fueron alrededor de una treintena de fabricantes y unos 80 modelos los que se construyeron en el país durante un período que se extendió hasta la década del 80. Sin embargo, solo uno fue diseñado y fabricado exclusivamente para Chile: el Citroën Yagán.

 

 

Su historia partió en 1970, cuando al Ministro de Economía de la época, Pedro Vuskovic, recibió la misión de fabricar dentro del territorio nacional un vehículo pensado para los trabajadores, con un precio accesible y que pudiera dársele todo uso. El proyecto, desarrollado por una alianza entre la filial local de la marca francesa y Corfo, tuvo una corta pero recordada vida: el primer auto salió de la ensambladora en el norte en 1972 y en 1974, hace justo 50 años, se comunicó su fin.

 

 

“¡No hay nada prohibido para un Yagán! Lleva a su dueño al trabajo. Al campo…a la mina… a la construcción… a la obra. Todo lo puede. Porque fue creado para ser útil. Yagán: Juventud y audacia de un nuevo modelo con la experiencia de Citroën”, era el concepto utilizado para promocionarlo entonces.

 

 

La base del diseño estuvo en dos modelos de la marca francesa: el Mehari, un especie de buggy descapotable de carrocería de fibra de vidrio que se había presentado en 1968, y el 2CV, o más conocido por estos lares como Citroneta. Algunos historiadores de la casa del “Doble Chevrón también añaden al Baby Brousse, un modelo construido en Costa de Marfil, como inspiración. Como sea, seguía la línea conceptual Citroën FAF (Facile à fabriquer, facile à financer; o en español Fácil de fabricar, fácil de financiar).

 

 

 

 

El plan era conseguir el motor y la carrocería en Argentina y Uruguay. Fue entonces que surgió uno de los primeros inconvenientes, dado que los recursos dispuestos para su elaboración, unos 250 dólares de la época eran insuficientes para cubrir los costos de importar partes desde esos países, lo que obligó a adaptarse.

 

 

Los trabajadores que estuvieron involucrados en el proceso cuentan que del Yagán, nombre que recibió para homenajear al extinto pueblo originario del extremo sur, nunca hubo dos modelos iguales, pues era un vehículo prácticamente hecho a mano, utilizando una máquina plegadora semi artesanal, moldeando las piezas para lograr que encajaran.

 

 

Sus características principales eran un propulsor de 602 cc y 33 caballos de fuerza, la palanca de cambios frontal de la Citroneta y su capacidad de llevar una carga de 400 kilos.

 

 

Se estima que durante su breve período de producción salieron de la fábrica entre 600 y 1.200 autos. Se vendían solo en tres colores: naranja, café y verde. Esa llamativa pintura los volvió inconfundibles en las calles de las ciudades a las que llegaban desde Arica.

 

 

Los convulsionados tiempos que vivía Chile en ese período terminaron afectando el proyecto Yagán. El cambio de régimen en septiembre de 1973 generó que muchas unidades se quedaran sin vender, lo que motivó la idea de que fueran utilizados por el Ejército para labores de patrullaje, especialmente en la frontera norte y también en Santiago.

 

 

El corto recorrido del Citroën Yagán no ha pasado inadvertido para las generaciones más recientes. En 2003, Patricio Díaz y Enrique Díaz hicieron un documental titulado “En la Huella del Yagán”, que incluyó un viaje manejando el vehículo, no sin contratiempos mecánicos, desde la capital hasta Arica, la ciudad donde nació.

 

 

Además, en la década del 2000, uno de los pocos modelos aún en existencia fue utilizado en la serie infantil “31 minutos”, en la que aparece en un par de capítulos “conducido” por los personajes Guaripolo y Bodoque.

 

 

Sin importar su rendimiento, los problema que tuvo o su corta vida, su curioso diseño, historia y origen le han permitido al Citroën Yagán ganarse un lugar imborrable en los libros de la industria automotriz de Chile y el mundo.

 

 

 

 

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