Citroën y su liderazgo en vehículos comerciales: 95 años de vangüardia
Actualmente, todos los modelos de la gama de vehículos comerciales Citroën cuentan con versiones 100%eléctricas, que comenzarán a llegar pronto a Chile.
El interés de Citroën por los vehículos comerciales nace casi con la fundación de la empresa en 1919. Sólo un año después de revolucionar el mercado automovilístico europeo con el Tipo A, el primer turismo fabricado en serie en el Viejo Continente, empezaron a montarse espacios de carga en los chasis de algunos de estos vehículos. Pero habría que esperar hasta 1927 para ver los primeros vehículos industriales “de verdad” fabricados por Citroën: el B15, con una carga útil de 1.000 kilos, y una gama de carrocerías y siluetas que le permitían adaptarse sin problemas a cualquier tipo de actividad profesional.
Tras introducirse en el mundo de los camiones en los años 30, con modelos como los Citroën Tipo 23 y Tipo 45, el Doble Chevrón impulsó un salto de varias décadas con el TUB, que inició su comercialización en 1939. Aplicando los avances de sus últimos modelos de turismos, otra característica de Citroën a lo largo de su historia, la marca dio con la fórmula con la que se fabrican los furgones desde entonces.
Gracias a la tracción delantera lanzada sólo 4 años antes, se libera el espacio que hay detrás del motor, lo que posibilitó generar un espacio de carga inmenso, y además totalmente plano. Podía transportar hasta 850 kilos y tenía una anchura de carga de 1,29 metros y una altura de 1,52 m.
Otra de sus innovaciones fue la puerta lateral deslizante, de 70 cm de ancho, que hacía mucho más fácil la carga y la descarga. Pese a todos sus hallazgos, este modelo no tuvo mucha suerte. Pocos meses después de su lanzamiento estallaba la Segunda Guerra Mundial, con lo que se paralizó su fabricación y comercialización, como sucedió con el resto de la gama Citroën.
Sin embargo, no murió sin herederos. En 1947 empezó la fabricación del Tipo H (o Tipo HY), que añade la estructura monocasco a las innovaciones del TUB. Todos los furgones que se comercializan actualmente son una versión más estilizada y confortable de este modelo. Su diseño único, su versatilidad y sus capacidades de transformación lo hicieron omnipresente en las carreteras de toda Europa por más 35 años.
Su motor y su caja de cambios estaban situados en el voladizo delantero, con lo que se aprovechaba al máximo el espacio de carga. La chapa ondulada, además de darle un aspecto inconfundible, daba más rigidez a su carrocería. Unida a su parte trasera prácticamente cúbica, permitía multitud de transformaciones. Su carácter práctico, su robustez y su excepcional comportamiento en carretera lo convierten en un vehículo ideal para devorar.
Un año después del Tipo H, el espíritu revolucionario y anticonformista del 2CV también llegó al mundo de los vehículos comerciales con el lanzamiento de numerosas versiones “furgoneta”. Modelos como el AZU, el AK (1967) o el Dyane 6-400 (1977) contribuyeron a la modernización de las ciudades y los pueblos de Europa al proporcionar a agricultores, ganaderos y toda clase de profesionales y empresas una herramienta de trabajo dura, resistente, fácil de manejar y mantener y, sobre todo, muy económica.
Las cualidades de estos modelos llevaron a la marca al primer puesto del mercado europeo de vehículos comerciales en los años 60.
El Citroën C15, derivado del Visa, recogió las mejores virtudes de sus antecesores reforzando aspectos como la fiabilidad o la robustez. Se ensambló en Vigo (España) entre 1984 y 2005, alcanzando 1.181.407 unidades producidas.
Su reputación de resistencia y de solidez hicieron de él una estrella en su segmento, a lo que también contribuyó la oferta de una motorización diésel que permitió ampliar sus ventas. Con este modelo, la producción de vehículos comerciales adquirió un peso histórico en Vigo, que ya tenía una amplia experiencia en este tipo de automóviles. Contribuyó decisivamente al progreso del Centro y del tejido industrial de las empresas proveedoras, así como al posterior lanzamiento mundial del Citroën Berlingo, otro salto cualitativo en el mercado de la mano del Doble Chevrón.
En 1996, Citroën volvía a revolucionar el planeta automóvil con el lanzamiento del Berlingo, un nuevo concepto que superaba la hasta entonces clásica furgoneta derivada de un turismo, apostando por un modelo con un diseño original y versátil. Esta visión innovadora daría lugar, por un lado, al vehículo comercial compacto tal y como lo conocemos actualmente y, por otro, al “ludospace”, enfocado tanto a un uso profesional como a cubrir necesidades familiares y de ocio.
Una gama completa y de éxito
Pensada para cubrir las necesidades de una gran diversidad de empresas y profesionales, la gama de vehículos comerciales Citroën está formada actualmente por tres modelos: el Citroën Berlingo, el Citroën Jumpy y el Citroën Jumper.
Todos ellos cuentan con un diseño que transmite una imagen de robustez y fiabilidad, además de tecnologías equivalentes a las de los vehículos de pasajeros de la marca. Referentes en sus respectivos segmentos, se comercializan en Chile con un amplio abanico de dimensiones, opciones y transformaciones para adaptarse al máximo a cada actividad.
El Citroën Berlingo está ya en su tercera generación, todas ellas fabricadas en España, y supone un salto cualitativo en el mundo de los vehículos comerciales. Está pensado para ofrecer las prestaciones, el equipamiento, la tecnología y el confort de un automóvil, pero diseñado con las necesidades de empresas, flotas y profesionales como fuente de inspiración. Robusto y muy coherente con la identidad de la Marca, ofrece confort y modularidad al máximo nivel. Ideal para transporte de mercancías a pequeñas tiendas y farmacias y para material de mantenimiento.
El Citroën Jumpy destaca una gama de siluetas y dimensiones que permiten trabajar con una herramienta fiable y totalmente adaptada a las necesidades de cada profesional. Está disponible en 2 longitudes (M: 4,95 m y XL: 5,30 m). La altura es una de sus grandes ventajas. Sus 1,90 m le dan acceso, sin problemas, a los estacionamientos subterráneos.
El Citroën Jumper es el peso pesado de la gama de vehículos comerciales. Tras su potente arquitectura exterior se esconde un interior ergonómico, pensado para hacer más cómodas las labores cotidianas de transporte. Cuenta con una gama que se estructura alrededor de una gran variedad de carrocerías, longitudes, batallas, alturas y siluetas. Esta gran diversidad de versiones permite responder lo más ampliamente posible a las exigencias de cualquier empresa o profesional autónomo y da lugar a muchas posibilidades de transformación: ambulancias y transporte de grandes cantidades de material.
Referente en electrificación
Para Citroën, el desarrollo de soluciones inspiradas en las necesidades de empresas y profesionales ha sido la clave en su estrategia en el mercado de vehículos comerciales. Para la marca, furgonetas y furgones han sido un terreno ideal para probar nuevas tecnologías que aseguraran confort, eficiencia energética y respeto al medio ambiente en la vida diaria.
No es casualidad que el primer vehículo eléctrico comercializado con el distintivo del doble chevrón fuera una versión del Citroën C-15, que se probó en las calles de Bruselas (Bélgica) en 1987 y se puso a la venta dos años después. En total, se produjeron 402 unidades de este vehículo, que contaba con un motor eléctrico con 10 kW (13 Hp) de potencia nominal, que estaba acoplado a la caja de cambios y ofrecía una autonomía de hasta 100 km. Su gran inconveniente eran las dimensiones y el peso de sus baterías, que le hacían perder capacidad de carga y prácticamente doblaban su peso.
Su sucesor, el Citroën Berlingo, ha sido el vehículo comercial que más ha destacado por su contribución al desarrollo del automóvil eléctrico, con cuatro generaciones de tecnología 100% eléctrica. El primer Citroën Berlingo Electrique llegó con el cambio de siglo, con una potencia máxima de 28 kW (38 Hp) y una velocidad máxima de 95 km/h. Ofrecía 95 kilómetros de autonomía.
La siguiente generación, el Citroën Berlingo Electric, se fabricó en Vigo y se comercializó en Chile desde 2017, ofreciendo un motor de 49 kW (67 Hp) alimentado por una batería de 22,5 kWh, suficiente para ofrecer hasta 170 kilómetros de autonomía.
Actualmente, Citroën ha completado la electrificación de su gama de vehículos comerciales con una oferta que destaca por ofrecer prestaciones útiles, un alto nivel de equipamiento y una autonomía adaptada a las necesidades de empresas.
Algunos de estos modelos eléctricos comenzarán a llegar este mismo año al mercado chileno.
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