[Test Rtt] Jac Ignite 30X y una semana real de movilidad eléctrica con sello personal

Por Pedro Murúa B.

 

 

Hablar de JAC Motors es recorrer un camino interesante: nacida en 1964 en China, la marca se expandió con fuerza en mercados emergentes y hoy tiene presencia en más de 130 países, apostando especialmente por la movilidad eléctrica. En Chile, la representación de JAC la lleva Automotores Gildemeister, que viene impulsando su catálogo de eléctricos para satisfacer la creciente demanda de vehículos más limpios y eficientes. Solo en el primer semestre de 2025, las ventas de autos eléctricos en Chile marcaron un crecimiento cercano al 40 % comparado con el mismo período del año anterior, reflejando cómo el consumidor nacional está cambiando su forma de moverse. En ese contexto, JAC quiere ser protagonista con este nuevo Ignite 30X, un modelo que pude probar durante una semana completa en mi día a día.

 

 

 

 

Un eléctrico pequeño, pero pensado para la vida urbana.

 

 

Mi primer acercamiento con el JAC Ignite 30X fue simple y agradable, tanto como su silueta exterior, como la armonía que entrega su interior, con todo ello, saber que es cero emisiones y sencillo de llegar y enchufar, cargar, salir. Su motor eléctrico sincrónico de imanes permanentes entrega 175 Nm de torque y 100 kW de potencia, lo que se siente casi inmediato en ciudad, con partidas suaves pero decididas. No es un deportivo, pero en los semáforos se defiende con dignidad y no tiene problemas para incorporarse al tráfico de autopista a 100 km/h.

 

 

 

 

Sus proporciones (4.025 mm de largo, 1.770 mm de ancho) y su radio de giro de apenas 4,95 metros permiten que el Ignite 30X sea ágil para estacionar, maniobrar en calles angostas o subir a los estacionamientos, por ejemplo, del supermercado o los subterráneos de los malls. La cámara panorámica 360° y hasta imágenes de 540°, refuerzan la confianza, sobre todo para quien no está acostumbrado a autos eléctricos silenciosos.

 

 

 

 

Interior que sorprende sin prometer lujos falsos

 

 

En el interior, el Ignite 30X uno encuentra un interior sobrio y bastante completo. Me gustó el cuero ecológico de sus asientos, con regulación eléctrica para el conductor, ya que habitualmente uno espera estos accesorios en vehículos de alta gama, pero en un citycar eléctrico, el Ignite marca la pauta para esto, por supuesto que incluye ventilación y calefacción. La pantalla central es de 15,6” organiza el infoentretenimiento, con Android Auto y Apple CarPlay inalámbricos que, en esta semana de uso, se comportaron fluidos y estables.

 

 

 

 

Mis hijas disfrutaron de este auto divertido, así es que anduvimos en familia y, aunque el maletero no es gigante (250 L), bastó para las compras del supermercado y mochilas escolares. Los 6 airbags y todos los asistentes a la conducción, como el control de estabilidad, alerta de tráfico cruzado, asistencia de mantenimiento de carril, definitivamente dan mucha confianza, incluso en días de tráfico pesado o lluvia y por supuesto, que aumenta la sensación de futuro tecnológico presente.

 

 

 

 

Autonomía que acompaña la rutina

 

 

La autonomía declarada de 405 km me generó expectativas altas, pero la realidad —con trayectos mixtos y uso cotidiano— rondó los 330–350 km con carga completa, algo muy razonable considerando el aire acondicionado y en esta época del año en que hemos tenido mucho frío, la calefacción no se perdona, incluso el uso del asiento calefaccionado que definitivamente lo hacen mucho más acogedor.  En materia de consumo en rodaje, las aceleraciones constantes junto a las desaceleraciones o frenado, permiten recuperar gran porcentaje de la energía consumida. Lo recargué dos veces en casa con un wallbox AC de 6,6 kW (en 8 horas aprox.) y probé también un cargador rápido DC, que en 30 minutos pasó del 30 % al 80 %: la pausa perfecta para un café.

 

 

 

 

Ese rango da tranquilidad me permitió sentir el nuevo Ignite 30X, ya que no hace falta obsesionarse con buscar enchufes cada día. Eso, para mí, marcó la diferencia y bajó la ansiedad de autonomía.

 

 

 

 

Conducción real, con la confianza y tranquilo

 

 

Pude probarlo en asfalto seco, húmedo, y con algo de lluvia invernal, ya que nos tocó justo la semana lluviosa en Santiago, y se comportó firme y seguro. Los frenos de disco ventilados adelante y atrás, la suspensión McPherson delantera y su eje trasero de viga, le otorgan un aplomo suficiente, incluso cuando la calzada no está en su mejor estado. El control de tracción (TCS), el freno de estacionamiento electrónico (EPB) con función Auto Hold, y el sistema ABS + EBD entregan una sensación de seguridad real, sin intervenciones invasivas ni alertas excesivas, así es que también se siente bastante como un deportivo pequeño, tipo gokart, muy rico.

 

 

 

 

Movilidad con propósito ¿Para quién es?

 

 

En mi opinión y luego de una semana disfrutando el Ignite 30X, tengo claro que no quiere convertirse en un ícono deportivo ni en un auto de lujo, aunque por estándar, incluye muchos extras que lo podrían definir en ese sentido. Sí, veo que consigue ser un aliado urbano, eficiente, fácil de usar, con cero emisiones locales, algo que las nuevas generaciones tienen patente en sus mentes, y con la tecnología justa para sentirse actualizado. Su combinación de potencia moderada, autonomía razonable y equipamiento completo encaja perfecto en familias jóvenes, profesionales con trayectos urbanos y flotas de última milla con visión sostenible.

 

 

Si estás buscando un primer paso hacia la electromovilidad, con el respaldo de una marca con historia global, y ahora con Gildemeister tras su venta y servicio en Chile, el Ignite 30X se convierte en una opción lógica y emocional a la vez, porque fue testigo de sentir un auto que uno se acostumbra y lo hace parte sin complicaciones del día a día, absolutamente orgánico y amigable.

 

 

 

 

Entonces, si tengo que definir, después de una semana real, usando este hatch eléctrico, puedo decir que el JAC Ignite 30X me hizo pensar distinto. Me recordó que la movilidad eléctrica no es solo un discurso, sino una experiencia cotidiana, con silencios que se agradecen, con tecnología que no asusta, aunque me pudo haber superado, a ratos, para los nativos de la electromovilidad, jamás será tema y con una autonomía que para la vida día a día, simplemente funciona. Moverse mejor puede ser mucho más que una idea publicitaria, y este JAC 100% eléctrico, lo demostró kilómetro a kilómetro.

 

 

 

 

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