Transporte de carga bajo amenaza: Alerta por mafias en la industria logística chilena

Por Felipe Gimenez-Lascano, Placement Leader de Viento Sur Corredores de Seguros.

 

 

El transporte de carga en Chile enfrenta una de sus crisis más complejas de los últimos años. Lo que antes era un riesgo operativo más dentro del negocio logístico, hoy se ha transformado en una amenaza sistemática que pone en jaque la seguridad de los conductores, la continuidad del servicio y la estabilidad de toda la cadena de suministro. La razón es tan inquietante como evidente: el crimen organizado ha puesto sus ojos en la industria del transporte.

 

 

En los últimos meses, diversos reportajes e investigaciones han evidenciado el crecimiento de mafias estructuradas que operan con niveles de sofisticación preocupantes. Grupos de hasta 10 personas, con conocimientos de rutas y horarios, utilizan técnicas como bloqueadores de GPS, interceptación en carretera, falsos retenes policiales y desacoplamiento de remolques. Las cifras son categóricas: solo en 2024, zonas como el puerto terrestre de los Andes y el Mercado Cardonal registraron más de 60 ataques a transportistas, con un alza del 150% respecto al año anterior. En lo que va de 2025, los robos han crecido un 31% adicional.

 

 

La geografía del delito también está trazada. La Región Metropolitana lidera con el 47% de los casos, seguida por el norte con un 26%, mientras que la zona costera y sur representan el 18% y el 14%, respectivamente. Y los productos más robados ya no son al azar: encabezan la lista la tecnología (35%), los alimentos (20%), el vestuario (11%) y las bebidas alcohólicas (7%). Además, el incremento sostenido en el robo de salmón, que ha subido un 47% en dos años, ha generado bastante preocupación.

 

 

Este escenario ha puesto en alerta al sector asegurador. La sofisticación de los delitos y la repetición de siniestros ha generado un aumento en las primas de hasta un 40% para algunas empresas, junto con restricciones en las coberturas.

 

 

Muchas compañías se ven obligadas a rediseñar su estrategia de aseguramiento, incorporando coberturas específicas para robo violento, rastreo vehicular y custodia en rutas críticas. Además, alrededor del 30% de las empresas de transporte aún no cuentan con monitoreo activo de flota, lo que las expone a mayores riesgos y, en algunos casos, puede significar incluso la negativa de cobertura en caso de siniestro.

 

 

A esto se suma un daño colateral poco visible pero igual de importante: el impacto en los conductores. Además del trauma emocional, los robos generan paralización operativa, daños reputacionales y problemas financieros para las empresas, especialmente cuando no cuentan con una correcta asesoría para gestionar los procesos de liquidación de seguros, los cuales pueden extenderse por meses.

 

 

En este complejo escenario, la industria aseguradora se está reconfigurando. Varias compañías han asumido un rol más estratégico, brindando asesoría integral, acompañamiento en la tramitación de siniestros y diseño de coberturas especializadas que permiten responder con mayor agilidad ante eventos críticos. También se está impulsando el uso de tecnologías anti-jamming, monitoreo 24/7 y capacitaciones para anticipar riesgos.

 

 

La logística es un sector vital para la economía nacional, y su fragilidad frente al crimen organizado ya no puede ser ignorada. Asegurar la carga ya no es una opción, es una necesidad urgente, pero más allá del seguro, lo que está en juego es la capacidad del país de proteger un sistema que permite que millones de productos lleguen a su destino cada día. La seguridad del transporte de carga debe dejar de ser una preocupación aislada de las empresas y transformarse en una prioridad nacional.

 

 

 

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